
Otras veces necesitas gritar, salir de tu cuerpo, todo se queda pequeño...
...pero no puedes, porque antes de intentarlo sabes ya que hay una mano oscura invisible que te atenazará la garganta. Y ese pensamiento te ahoga, te entristece y te deja pegado a tu silla. A duras penas logras levantar la vista hacia la ventana, pero hay veces que tras ella únicamente hay un resplandor grisáceo y frío; entonces intentas que la música te envuelva más, cerrando los ojos. Y te tapas hasta las orejas.
Y no hay mundo más allá de tu manto.
4 comentarios
siloam -
Ess -
LÜ -
Besos desde mi nenúfar
Atila* -