
Corría sin mirar hacia atrás, no lo necesitaba para saber que sus perseguidores seguían allí. Es increíble lo rápido que pueden llegar a moverse tus piernas cuando huyes, pero cuando huyes de verdad, sabiendo que si te cogen estás muerto. Así corría él. Era de noche y el suelo estaba mojado, sólo oía el sonido de sus pisadas reverberando en los callejones, las de sus perseguidores a no más de veinte metros, y el rítmico pulso de su corazón en la sien. Mañana sería su gran día, si sobrevivía a esa noche. Todo podía salir bien, todo estaba calculado.
Todo menos una puta cáscara de plátano en el suelo.
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serch -
Atila* -
Bo Peep -